Por: José Bucete.
Hace algunos días decidí escribir un poco sobre lo que estaba ocurriendo en nuestro continente latinoamericano, incluyendo al gigante del norte, que a pesar de los distinto de su situación política, el populismo, demagogia y discursos extremistas han tomado una fuerte posición en los medios y espacios de comunicación a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Sin embargo, muchas son las situaciones que han estado moviendo fuertemente a los gobiernos latinoamericanos, algunos con mayor connotación por su representatividad en el plano internacional, su poderío económico y hasta por ciertas asociaciones que existen con varios países incluyendo el nuestros.
Bien, quisiera hacer un recuento de como esos gobiernos que parecían indestructibles, inderrotables e indoblegables, terminaron siendo no más que un castillo de naipes.
Hace unos meses atrás los argentinos con fuerza, optimismo y convicción de que un país mejor era posible, salieron a derrotar no a un candidato, salieron a derrotar a un régimen que ejercía el poder para privilegiar a un tanto de los millones de ciudadanos. Que ostentaba el poder con la única función de mantener vivo un proyecto que continental que fracasó y hundió las economías de la mayoría de los países por donde pasó. El caso argentino, no fue una excepción, hoy el 30% de los argentinos que viven en zonas urbanas son más pobres. Las periferias de las principales ciudades son de las zonas con mayores índices de vulnerabilidad de América Latina, y por si esto pareciera poco, el ex gobierno argentino dejó a sus ciudadanos con una deuda mil millonaria con distintos países del mundo (incluido Venezuela), con distintos organismos multilaterales de préstamo crediticio, y al no poder pagar cayeron en el poco querido “default”. Aumentó el riesgo país en un porcentaje muy alto.
A pesar de este panorama, el ex gobierno pensaba que nunca iban a cambiar las cosas, y llenos de soberbia y terquedad, arremetieron contra el candidato, hoy presidente Mauricio Macri, con todo el poder, usaron toda la artillería para intentar desmontar todos sus planes y ofertas electorales, pero el pueblo argentino cansado de las humillaciones, chantajes de elección tras elección, de promesas incumplidas y de la corrupción galopante, salió y decidió por un cambio y lo obtuvo. Recuerdo cuando cerca del día electoral ya las últimas encuestas vaticinaban la victoria para el sr Macri, el gobierno intentó difundir un plan de emergencia donde básicamente decir que Macri y su combo preparaban una emboscada contra el gobierno y las elecciones, que no iban a reconocer los resultados y que todo se resumiría en el estallido de un golpe de estado.
Más adelante tenemos a Brasil, quienes por muchos años los gobernantes socialistas se encariñaron con el poder, a tal punto de creerse indestructibles e inderrotables.
En las últimas elecciones la hoy presidenta Dilma Rousseff ganó por un margen escaso de un millón de votos, después de haber venido de un legado que cómodamente ganaba elección tras elección. Hoy, el gobierno brasileño se encuentra en una encrucijada que puede ser letal. Por un lado, la oposición tratando de demostrar con fuerza todo lo que implica el gobierno Rousseff, y lo que implicó el gobierno Lula. Para nadie es un secreto que en los gobiernos que acabamos de mencionar fueron determinantes para el impulso de la economía brasileña, pero el costo para lograr muchas de las cosas que se lograron ha sido muy alto, tanto que han despertado el desprecio de sus principales aliados en el terreno político, sino también de una inmensa mayoría del pueblo brasileño, quienes asqueados de las redes de mafia y corrupción que se formaron durante estos gobiernos.
Hoy la sra Rousseff se encuentra a las puertas de que se le inicie un juicio político (impeachment) para determinar sus responsabilidades, tanto por acción como omisión de graves hecho de corrupción.
A todas estas acusaciones, y acciones que distintas instituciones públicas y nacionales de ese país vienen desarrollando, el gobierno decidió defenderse (como es su legítimo derecho) pero no para desmentir de lo que se le ha acusado, sino para calificar el hecho de que se estén haciendo averiguaciones e investigaciones penales. El gobierno brasileño, aplica la misma receta que aplicó Argentina, Venezuela: “golpe de estado”.
Sin duda alguna, la aplicación de esta receta “golpista” forma parte de un guión socialista que cada vez cala menos y genera rechazo. Para este tipo de regímenes no es normal que existan instituciones autónomas, democráticas, legales y que busquen la aplicación de la ley y de la justicia, para ellos el que se atreva averiguar o proponer cosas distintas, son unos golpistas.
Acá en Venezuela, ya vemos como el gobierno no haya que otro calificativo colocarle a la AN, quienes han dicho que no los doblegará nadie, incluido las bravuconerías y groserías del gobierno nacional.
No hace falta mucho análisis para entender y tener como ejemplos como terminan todos estos regímenes: Bolivia (el gobierno pierde su referéndum), Argentina (pierden el poder), Brasil (juicio político), Perú (el modelo socialista quedó de 4to en elecciones). Hay algo en común en todos estos modelos que he descrito: todos salen por las vías democráticas, constitucionales y apoyadas por la inmensa mayoría del electorado.
Como siempre termino, Venezuela…. No será la excepción. Nuestra democracia ha madurado, ha crecido y ha entendido el reto que tenemos los ciudadanos. Organizarnos, activarnos y movilizarnos constantemente y lograremos los objetivos que tantos queremos.
Dios bendiga a Venezuela.
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