sábado, 17 de diciembre de 2016

LA GENTE PIDE OBRAS, NO CUENTOS CHINOS.

Beatriz González.
Concejal de Naguanagua.



Este mes ha sido noticioso, no por la llegada de la Navidad, sino por la devastación económica y el desconcierto gubernamental que antes que soluciones solo puede emitir acusaciones ilógicas y decisiones que atentan contra la tranquilidad de los ciudadanos. Llamó la atención en días recientes, que Maduro acusara a la gestión del gobernador Henrique Salas Römer, esa que transformó a Carabobo y sigue siendo la más positivamente anhelada, de ser culpable de la inundación de Puerto Cabello… ¡faltaba más!.

Tal vez esa acusación resulte ser una evidencia del inmenso contraste que existe entre la gestión de gobierno de Salas Römer caracterizada por la eficiencia, por “Atención Inmediata”, por obras y servicios públicos de primera y por el respeto al ciudadano; frente a la actual administración roja, minúscula en obras e invisible ante los vecinos que exigen respuestas a sus demandas.

En Naguanagua, por mencionar un ejemplo elocuente y muy comentado, los Salas iniciaron con fuerza el programa de las Escuelas Amarillas que fue ejemplo de excelencia en el país. Cómo no recordar la Escuela Crispina Mercado, ubicada en una de las comunidades más populares del municipio, en Arturo Michelena, cuyas instalaciones parecían una tacita de plata, contaban con aire acondicionado, laboratorio de computación, pre-escolar y comedor, sin embargo, de nuestro oscuro presente, en contraste, solo podemos decir que a la fecha Ameliach no ha inaugurado una escuela nueva en el municipio, lamentablemente la Crispina Mercado ha sido totalmente desvalijada y las demás están en muy mal estado.

Los naguanagüenses no olvidamos que la Villa Olímpica, el Ambulatorio "Dr. Miguel Franco", el Patinodromo, la Casa de la Cultura, la Casa de Artes y Oficios, existen porque aquí se gobernó con respeto al ciudadano y que mañana, pese a la ñapa que le dio el CNE a Ameliach, el actual gobierno regional, poco digno de recordación, pasará sin pena ni gloria al olvido.

Los gobiernos de los Salas rescataron y dignificaron al carabobeño, ejemplo de ello fue la consolidación de comunidades populares como González Plaza, Los Chorros, Fundación Carabobo, Barrio Oeste, Simón Bolívar, Colinas de Girardot, Mangos I y II; construyeron obras como el puente de Agua Linda, avenida Salvador Feo La Cruz, distribuidor de Girardot, remodelación del Hospital Oncológico, avenida callejón Mañongo, puente entre Vivienda Rural y Fundación Carabobo, la rampa del distribuidor de Bárbula hacia la Variante, entre otras tantas que vinieron a mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos.

En cada rincón de este municipio, al igual que en todo Carabobo, permanece en el tiempo las obras que durante la gestión de los Salas se ejecutaron. Esa huella imborrable que hizo de este estado “el territorio de lo posible”, es la que a punta de cuentos chinos, otros pretenden tapar. Sin embargo, el sol no se puede tapar con un dedo, menos cuando está arraigado en el sentimiento de los carabobeños. Así que amigos, “por sus obras los conoceréis”.

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