En ocasiones la historia nos permite analizar
en retrospectiva las vivencias actuales, en especial cuando encontramos en
ellas un sinfín de paralelismos que nos hacen pensar que no somos ni los únicos,
ni los primeros en vivir una situación tan crítica y complicada como la que
vive nuestro país. Tal era la situación que vivía Chile en 1989, tras 17 años
de una dictadura de carácter militar y autoritaria, dictadura que fue exitosamente
derrotada de manera cívica y democrática en los comicios de ese mismo año y que
daría paso a la elección del demócrata cristiano Patricio Aylwin, refundado una
de las democracias más sólidas en el contiene y un Chile que a pocos años de transitar
por una dictadura, es ejemplo de un país próspero en la actualidad, lo que nos hace preguntaros
¿Cuáles fueron las claves del éxito Chileno?
En primer lugar: la esperanza; puesto
que los líderes de la oposición democrática se dieron cuenta que más allá de
las calamidades que estaban viviendo, realidad por demás evidente y conocida
para la época, estos deberían generar un sueño, una alterativa capaz de vencer
el miedo e incluir a todo un país, a todo Chile en un proyecto de futuro y que
esa esperanza motivaría a opositores y oficialista a materializar un Chile
democrático.
El segundo elemento fue: la inclusión
y el lenguaje del encuentro; pues la oposición Chilena entendió que en ese país
que soñaban, el pinochetismo, esos que tildaban años atrás de esbirros, eran
necesarios, y no era necesarios solo para ganar, o para conformar una mayoría
que ahora pueda imponerse a la anterior mayoría, sino bajo el entendimiento de
que todos era necesarios en la construcción de la democracia futura, partiendo
de la ilustre aseveración que hiciera Lagos, que para ser exitoso como
alternativa, se debían conjugar tres verbos: Ganar, Cobrar y Gobernar, siendo
imposible los últimos dos, si no incluían a los pinochetistas.
Por último: la unidad sin mezquindad;
y es que en su momento, Ricardo Largos, quien a posteriori fuese Presidente de
Chile, entendió que aun siendo éste el más popular y con mayor maquinaria, era
Aylwin, quien podría ser más exitoso cobrando y gobernando que él, pues podría
generar un mayor consenso con el bando oficialista y generar los acuerdos de
gobernabilidad mínima para que un gobierno democrático tuviese mayor viabilidad
y con ello Chile avanzara a la
democracia, a través de un Gobierno De Unidad Nacional.
Fueron estos gestos de desprendimiento
y la clave del éxito en aquel entonces, un espejo en cual sin duda la
dirigencia opositora venezolana debiera verse reflejado en este momento. Mucho
podemos aprender de la historia, siempre que actuemos con sensatez, humildad y
teniendo el objetivo definido, devolver a Venezuela a un régimen de democracia
plena.
¡Sigamos Avanzando!
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