lunes, 24 de octubre de 2016

¿QUIÉN DIJO MIEDO?.

Por: José Bucete. 


La historia de Venezuela siempre ha estado llena de grandes episodios, cargada de grandes hombres que han marcado la pauta y la vanguardia no solo de Venezuela, sino de Latinoamérica y hasta del mundo.

La gesta libertadora del yugo español se convirtió en objeto de estudio de grandes universidades que aún hoy están vigentes. No se puede olvidar igualmente que esa gran proeza que buscaba liberarnos del reino español, no solo buscaba la libertad de nuestra tierra patria sino de varios países latinoamericanos que estaban bajo el dominio ibérico.


Cuando empezó en aquella época todo ese movimiento independentista, no tengo dudas de que fueron miles los que se opusieron; y que hasta jugaron al fracaso del mismo, producto del miedo al gran ejército español. Mientras el ejército realista tenía armamento, preparación, disciplina; por otro lado iban los patriotas reclutando voluntarios que estuvieran dispuestos a asumir el rol protagonista en la historia de la independencia latinoamericana. Un Simón Bolívar aguerrido, dispuesto a convencer hasta al más escéptico que vencer al reino español era posible.

Muchas fueron las batallas dadas por esos valientes hombres que participaban en un ejército amateur, pero vivos, llenos de convicción de realizar no una proeza, de conquistar un sueño que ellos no iban a ser capaces de disfrutar, pero que si iban a ser capaces de alcanzar de alcanzar. Muchas también, fueron las batallas perdidas; y dentro de pérdida y pérdida quien sabe cuántos desertores acumulaban las filas de las tropas patriotas, a cuantos quizás les alcanzaba el miedo y les terminaba por vencer. Sumando las bajas que en cada enfrentamiento ocurrían. 

Hay otro elemento que es importante, y que hay que dibujarlo en su justa dimensión: el ejército realista, no solo contaba con todo un andamiaje de poder militar muy superior al ejército patriota, sino que contaba con todo el peso, apoyo y legalidad (de la época) de la institucionalidad, cosa que hacía aún más cuesta arriba la tarea del esos patriotas. El poder de persecución, de aprehensión y de dominación que ejercía el imperio español no tenía parangón, todo por el hecho de querer preservar a toda costa el poder. Si, muy probablemente Venezuela representaba una fuente de ingresos importante para Madrid, pero también era la dominación de las tierras extra península que hacían ver a los españoles tan fuertes como los otros colonizadores de la época como los ingleses u holandeses.

Sin embargo, esos patriotas de la época tenían un sueño que era más grande que el miedo mismo; un sueño con un futuro en libertad que sabía que les podía costar la vida; siendo minoría en cantidad de hombres para la lucha; sin redes, sin teléfonos, sin carros ni tanques, sin las herramientas que hoy en día tenemos la dicha de poseer, pero más podía el ánimo y las ganas por conquistar la libertad y el futuro; más podían las ansias por dejar una tierra en vías del progreso y prosperidad de sus natales y no de extranjeros.

Yo no sé, estimado lector si la historia de Venezuela, de nuestra independencia, de nuestra libertad, le parece que está vigente en estos días de hoy. Ciertamente los mecanismos de lucha han variado en todas sus expresiones, pero la lucha sigue; parece que nuestra patria amada sigue buscando en su brújula los cambios y anhelos que nunca llegaron y que nos devuelven a la lucha por conseguirlos.

En la actualidad tenemos a un gobierno que busca mantenerse en el poder a toda costa y solo por preservar el poder, porque vemos que su vocación de poder no es para transformar realidades sino para dominar al oponente. Hoy seguimos buscando una libertad que parece una inalcanzable, pero que cada vez está más cerca. Una lucha larga que no tiene fin pero que cada vez se acerca más y más a su desenlace.

Hoy no es Simón Bolívar el que está al frente de batalla, tampoco es un ejército inexperto, pero mucho menos es una minoría la que está luchando. Todos los venezolanos sin excepción estamos en la vanguardia de lucha, en el frente de batalla para tan solo sobrevivir a la peor crisis y al peor gobierno, al peor presidente que nos haya tocado vivir en nuestra historia republicana. También esa inmensa mayoría está activa para lograr alcanzar los objetivos institucionales, dentro de la desinstitucionalización. Las fuerzas democráticas somos mayoría, tenemos un gran ejército de hombre y mujeres luchadores de bien, armados con coraje, fuerza, optimismo y esperanza de sacar a Venezuela adelante. Hoy la lucha es contra lo indigno que se ha convertido vivir en un país, que aún lleno de potencialidades, ya no vive, sobrevive.

En este nueva mayoría, han sido muchas las deserciones, muchísimas (en superlativo) las bajas. Muchas han sido las batallas, pocas ganadas, pero de las pocas las más importantes y trascendentes.

Hoy Venezuela vuelve a estar en el ojo del huracán, los venezolanos vuelven a marcar la pauta en política y en lo que a libertad se refiere. Hoy, están buscando libertad pero esta vez se quiere sin una gota de sangre, en paz y electoralmente. Los venezolanos van a ser vanguardia en lo que a cambio se refiere, cuando en los próximos días se ratifiquen millones de voluntades que quieren tener el derecho de poderse expresar en un referendo revocatorio contra el presidente del país. Y hay que poner esto en su justa dimensión, de lograrlo, se convertirá en un espiral de cambios políticos en toda la región latinoamericana.

¿Usted imagina si Simón Bolívar hubiera sido guiado por el miedo?, o ¿si ese gran grupo de hombres del ejército patriota hubieran tenido que renunciar a sus sueños y a su futuro porque ganarle al imperio español era imposible?, no estuviéramos aquí.

Tenemos la gran oportunidad de cambiar nuestra realidad, que nada nos detenga, menos el miedo. El revocatorio es un derecho, no una bandera y como tal debe ser ejercido y exigido por todos. Nos vemos el 26, 27 y 28.

Nadie dijo que sería fácil, mucho menos rápido pero sí que valdría bien la pena. Decía un gran líder, Martín Luther King: “La libertad nunca es voluntariamente otorgada por el opresor; debe ser exigida por el que está siendo oprimido”.


Dios bendiga a Venezuela.

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