viernes, 14 de octubre de 2016

INMUNIDAD PARLAMENTARIA.

Por: Ruben Limas. 


La amenaza a la violación a la inmunidad parlamentaria por parte del TSJ es una nueva violación a los derechos de los venezolanos. La soberanía reside en el pueblo y éste decidió mayoritariamente el 6D quienes serían sus diputados. Por lo tanto, este gobierno inescrupuloso y corrupto no puede sino a través de trapisondas y añagazas desconocer el mandato popular. Este nuevo atropello será una razón más de descontento, para reafirmar el deseo de cambio de este régimen hambreador.

Desde orígenes medievales se instauró la inmunidad parlamentaria, para la defensa moral y funcional de los diputados del parlamento inglés ante las amenazas de la Corona Británica. En nuestros tiempos se establece como un principio fundamental de independencia y autonomía del poder legislativo nacional, para que ejerza sus labores de legislación y control político sobre el resto de los poderes públicos. Es un contra peso, que garantiza equilibrio en el ejercicio del poder y evitaría los abusos que estamos viviendo.

Nuestros diputados son los voceros del pueblo para que sin temor puedan proceder a cumplir sus deberes. ¡No es un antojo! Lo prevé el artículo 200 de nuestra Constitución, cuando garantiza inmunidad, a los diputados en el ejercicio de sus funciones, desde su proclamación hasta la conclusión de su mandato o de la renuncia del mismo. El TSJ solo podrá actuar contra los diputados siempre y cuando lo autorice la propia Asamblea Nacional, para allanar la inmunidad y someter a juicio cualquier conducta que amerite este procedimiento en caso de delito. Seguirán siendo diputados, solo que sometidos a investigación. Los funcionarios públicos que violen este principio incurrirán en responsabilidad penal y serán castigados de conformidad con la ley.

En Venezuela hemos regresado a tiempos medievales de abuso del poder, desconocer a nuestro parlamento es desconocer al pueblo que se ufanan en defender. ¿A quién le hacemos caso, a este gobierno moribundo que traicionó al pueblo, o a la Constitución de Venezuela que consagra nuestros derechos fundamentales como Nación? No hay duda que serán tiempos borrascosos, pero una nueva Venezuela está naciendo. ¡Si hay futuro!.

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