sábado, 13 de agosto de 2016

TIBISAY VS. LA URGENCIA DEL PUEBLO.

Por: Rubén Limas.


La ciudadana rectora del CNE, Tibisay Lucena, durante su esperada alocución de esta semana hizo gala de su letargo frente al anhelo de la mayoría del pueblo venezolano que grita por un cambio de gobierno inmediato. Dio una demostración de malabarismo lingüístico para desorientar a la audiencia que pudo escucharla y verla por televisión para evitar decir lo que todos sienten: que, sorprendentemente, un poder electoral no quiere hacer elecciones. 

Sin embargo, lo que deseo resaltar en este instante de tanta incertidumbre y sufrimiento colectivo, es lo particularmente dañino para el país el tener un poder
electoral enfrentado con una urgencia colectiva cada vez más evidente: El hambre. La falta de alimentos; incluso si es solo por horas o, como lo he podido constatar en mis constantes recorridos en todo Carabobo, por días; provoca varios fenómenos en el cuerpo y la mente de quien la padece. En primer lugar, causa dolores de cabeza, irritabilidad y mareos. Luego, inician los síntomas psicológicos y emocionales, comienza la desesperación, la vigilancia extrema del reloj, inicia el disparo de los frenos morales, simplemente se activan los mecanismos de supervivencia y empezamos a ver aceptable los comportamientos que antes rechazaríamos al instante. Esa es la urgencia del hambre, la disyuntiva cierta de enfrentar como nación la ceguera irracional que produce el riesgo de la inanición. 

Recibo informes desde toda la geografía carabobeña y escucho con preocupación que hay reportes, cada vez más insistentes, de hurtos famélicos. Esa urgencia popular producto del hambre al cual nos somete este régimen criminal que niega la existencia de una crisis humanitaria y se aferra al poder, incluso torciendo la voluntad popular expresada el 6D y manipulando a sus cuatro marionetas sentadas en el CNE, es la que choca con las maniobras dilatorias, las imposturas, las vulgares maromas de quienes prefieren ver muchas víctimas a su alrededor antes que entregar el poder pacifica, electoral y constitucionalmente. El 6D el pueblo venezolano expresó un mandato ineludible: El PSUV debe ir a la oposición y la MUD debe ir al gobierno. Escuchemos la voz del pueblo.

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