martes, 5 de julio de 2016

Valemos...

Por: José Bucete.


Hace algunos días finalizó una jornada épica, histórica, pero sobretodo altamente cívica. Pareciera que los venezolanos en 4 días pasamos por una batalla de liberación. Me recordaba como el Libertador Simón Bolívar en su heroica gesta liberadora se enfrentó a un imperio con muchos más recursos, con soldados altamente armados y profundamente entrenados para el combate para la conquista de territorios. El control social, económico y militar lo ejercía vorazmente porque sin duda la corona española no estaba dispuesta a perder uno de sus mejores territorios conquistados.

Sin embargo, conjuntamente con El Libertador había una innumerable cantidad de soldados y civiles que estaban resueltos a ser libres, a dejar la opresión atrás y seguir avanzando en la senda de la libertad y la justicia. Cuando se leen los libros de historia de Venezuela, se puede ver cuántas guerras se vivieron,
cuantas batallas se libraron, cuantas se perdieron, pero cuantas y cuales se ganaron. Sin duda alguna que esos valientes soldados, estaban resueltos a luchar, a insistir, persistir hasta conquistar; conociendo sin duda a lo que se enfrentaban y los riesgos que corrían, y uno de los mayores riesgos, sin duda era perder la vida pero por encima de eso estaba el riesgo de perder el país, el territorio, la república.

No quiero quedarme pegado en el análisis del hecho histórico bolivariano, pero si no conocemos de dónde venimos difícilmente podamos conocer a donde vamos. Me quiero referir a la jornada de validación de firmas. 

El referendo revocatorio ha sido el centro de una nueva guerra que estamos librando para la liberación de nuestra amada Venezuela, guerra que ha tenido hasta ahora ya dos batallas, por cierto, ambas batallas ganadas por los venezolanos que deseamos y anhelamos la transformación de nuestro país. La primera batalla fue el hecho de que el CNE se dignara a entregar las planillas oficiales para la recolección de las firmas para abrir el primer paso realizar el llamado al referendo, creo que todos debemos recordar que no fue una tarea sencilla el simple hecho de que la señora Lucena y sus pares rectorales se pusieran de acuerdo y permitieran a la mayoría de los venezolanos ejercer un derecho constitucional de allanar el camino para la convocatoria al referendo. El gobierno y el CNE jugaron al desgaste y a la desarticulación de la oposición, pensando que la oposición se dividiría al no ver resultados en la exigencia de la planilla; hasta que por fin entregan la planilla en cuestión y en 48 horas se recogen 15 veces más la cantidad de firmas que el CNE solicitaba. Primera batalla ganada.

Luego llegó la batalla de verificación y digitalización de las rúbricas recolectadas por la unidad. Bueno, en esa batalla psicológica donde voceros ya desgastados del oficialismo usaron todo tipo de armas psicológicas para sembrar desesperanza, miedo y frustración en la población que firmó. Alegaron que las firmas eran “chimbas”, que habían firmado los muertos, que la digitalización la iba a hacer el gobierno; en fin, mil y una traba para sembrar la semilla del terror y para preparar el terreno del “no habrá revocatorio”. Al final, la unidad democrática venezolana, ejerciendo presión cívica y contundente en la calle logró que el CNE digitalizara y se permitieran testigos nuestros en el proceso. Segunda batalla ganada.

Posteriormente se vino la batalla de la validación del famoso 1%. Primero el CNE no anunciaba la fecha de validación, luego de que se lograra mediante presión ese anuncio, no anunciaba cuantas máquinas y donde iban a estar las máquinas para la validación. El CNE violando su propio reglamento y con completo descaro accede a la colocación de máquinas, pero tan solo coloca un 10% de las máquinas que establece el reglamento, distribuyendolas de manera arbitraria en los centros menos poblados y de menor cantidad de firmas más máquinas, y en centro mayoritariamente poblados con mayor cantidad de firmas, menos máquinas. Sin embargo, logramos que se distribuyeran las máquinas y que se fijaran los días para la validación. Tercera batalla ganada.

Posteriormente vino algo atípico, el CNE pone dentro del proceso primero que la gente se excluya y luego valide, así darle oportunidad al gobierno para que obligara, coaccionara y persiguiera a los trabajadores de la administración pública que quieren cambio y así fueran “voluntariamente” a excluirse. Pues esta fue de las batallas, la que ganamos con mayor fuerza y dignidad, la cantidad de gente que decidió excluirse fue tan pírrica que significó una cachetada al gobierno. Cuarta batalla ganada.

La última batalla de este primer período, se dio del 20 al 24 de junio, los días correspondientes a la validación de las firmas, donde con la aplicación de mecanismos de coerción, de desgaste físico y psicológico el gobierno salió a jugar contra los venezolanos que habían salido “sorteados” para validar su firma ante la instancia electoral. El abuso de parte de algunos funcionarios del CNE. La presión laboral a los trabajadores de la administración pública para obligarlos a que no firmaran o retiraran su firma y de no hacerlo quedaban despedidos injustificadamente de sus puestos de trabajo, fueron otros de los obstáculos que debimos enfrentar para lograr validar el 1%. Pues logramos validar frente a todos esos obstáculos más del 1% correspondiente. Otra batalla ganada.

La dignidad nos da fuerza y hace que valgamos. Hemos sorteados todos los obstáculos y hemos vencido. Que el enemigo espiritual que anda rondando constantemente que es la apatía, el desánimo, el desaliento y el miedo, se queden atrás. Si hemos logrado objetivos claros y en unidad, si hemos avanzando en un camino común. Si vamos a transformar a Venezuela. No tengamos miedo, vamos a seguir luchando juntos.


Que Dios bendiga a Venezuela.

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