sábado, 25 de noviembre de 2017

¡ES UNA GUERRA ESTÚPIDO!.

Por: Saúl Ortega, Constituyente.


Esta frase acuñada por Bill Clinton en la campaña del 92 para llamar la atención sobre los problemas económicos, la utilizo oportunamente en este momento, porque que difícil ha sido para los venezolanos comprender el concepto de Guerra Económica, no porque sea nuevo, es más por los códigos convencionales que manejamos del concepto de guerra. Pero si revisamos, todos los actos bélicos han estado motivados por razones económicas. Los grandes imperios basan su prosperidad y poder del robo y saqueo de las riquezas de pueblos y naciones más débiles en lo militar.

Hoy en día, los motivos no son diferentes. La lucha por la hegemonía imperialista de los norteamericanos es por el control de la riqueza en el planeta. En nuestro caso, se trata de recursos estratégicos como el petróleo, el gas, oro, coltan, hierro, aluminio, agua dulce, entre otros; pero lo más codiciado es nuestra riqueza política y moral. Representamos una alternativa distinta en lo político. Atrevernos a construir una sociedad basada, en la justicia y el derecho verdadero, es un desafío a la injusticia que representa el Capitalismo.

Por eso, somos considerados un peligro para los intereses de los poderosos del mundo. El ataque a nuestra economía no tiene referente en otros países. El propio Presidente norteamericano Donald Trump, dirige esta agresión sin precedentes y públicamente ha anunciado el bloqueo económico a nuestro país. De hecho, ha decretado sanciones ilegales contra nuestras finanzas, bloqueos en los bancos de todo el mundo para quebrar al país y a nuestra industria petrolera, llegando a la irracionalidad que raya en la obsesión. 

El ataque a nuestra moneda es bestial, busca pulverizar nuestro salario, arrodillar por hambre a nuestro pueblo y desmoralizar nuestra capacidad de lucha. Han corrompido parte de nuestra sociedad, a tal punto que prácticas como la especulación, el acaparamiento, la usura, han aparecido como fenómenos que contribuyen y agravan la situación.

Esta guerra, solo puede ser vencida anteponiendo la capacidad de nuestro pueblo con apoyo de su gobierno amigo, a cambiar mucho de nuestros patrones de consumo, impuestos por quienes dominan el mercado, producir los bienes y servicios que podamos para solo importar lo necesario. Tenemos un pueblo talentoso y recursos valiosos para enfrentar el desafío y la amenaza neo-colonizadoras. Esta coyuntura política nos exige mayor organización y unidad, unidad en la vanguardia y buscar ensanchar el apoyo al proyecto político para que tenga la fuerza y el poder transformador y se valide por su carácter democrático, de justicia, y generador de derechos y garantías para las grandes mayorías de venezolanos.

En cuanto al frente de lucha, observamos que la victoria de la Constituyente el 30 de julio y la de Gobernadores el 15 de octubre, ha desarticulado al adversario interno, a tal punto que a la contienda por las municipales, solo se presenta una parte de ellos, mientras la otra, la más violenta, apuesta a continuar en el frente internacional subordinados a sus amos imperialistas norteamericanos y colonialistas europeos. Sin embargo, la iniciativa de diálogo es una política correcta del Presidente Nicolás Maduro. Es importante tener claro que en el frente internacional se anuncian nuevas sanciones en lo económico, en lo político y militar. 

En lo político, la reciente intentona de sesionar un Consejo de Seguridad ilegal en la ONU, nos demuestran hasta donde están dispuestos a llegar. Igualmente se mueven en la Corte Penal Internacional, iniciativas contra el Presidente de la República, Nicolás Maduro. La reciente reunión de los vicepresidentes de Estado de los Estados Unidos y Colombia, Michael Pence y Oscar Naranjo, es para activar planes de agresión militar en nuestras fronteras, igualmente el Jefe del Departamento de Estado, el señor Tillerson, ha hecho reuniones y continua haciéndolas, así como anuncia una gira por América Latina, fundamentalmente con los países de las alianzas del pacífico, que han tomado a Lima como sede, busca promover el aislamiento político. Por eso, hoy juega un papel fundamental la movilización de los movimientos de solidaridad, tanto sociales como políticos, principalmente en los Estados Unidos, Colombia, España y el resto de los países, que abiertamente están comprometidos y apoyan las ilegales agresiones a nuestro pueblo.

Enfrentamos una coyuntura compleja, difícil y preñada de peligros. Nuestra tarea es atender y responder, primero con unidad y con mucha claridad política, para marchar junto a nuestra gente; ¡A la calle, a la batalla y a la victoria!.

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