jueves, 7 de abril de 2016

MUY VIVOS O MUY TONTOS.

Por: José Bucete. 


En los días que acaban de transcurrir nos dan muestra de cómo el mundo, la globalización y el entendimiento entre naciones es lo que impera. Todo parece indicar que esas marcadas diferencias ideológicas que en algún momento dividió al mundo, van pasando de moda, se van quedando atrás y son otras las ventanas las que se van abriendo. Apertura económica, flexibilidad en los controles y búsqueda de inversiones que atraigan capitales extranjeros que generen un caudal de dinero orgánico que ayude a satisfacer las necesidades de los pueblos, necesidades que nunca (léase bien: nunca), ningún sistema por muy bueno que aparente, logrará satisfacer o cumplir al 100% con los ciudadanos, por ello que se busque la atracción de nuevos negocios e inversiones que potencien y estimulen las fuerzas productivas y generen riqueza y bienestar a la población.

La semana pasada, en este mismo espacio, me atreví a escribir sobre un movimiento que crece “lento pero seguro” en toda la América Latina, me atreví a llamarlo “El Tsunami Latino”, donde trataba de hacer una síntesis de lo que estaba ocurriendo en nuestro continente, y que a pesar de que supuestos buenos gobiernos habían pasado por Latinoamérica, por ejemplo: Brasil; aún así la gente se volcó a las calles a protestar fuertemente contra su gobierno y sistema. Todo apunta a que no se progresó al ritmo que la gente espera y quiere; el bienestar no llegó lo suficiente como para calmar las masas, que exigían un cúmulo de cosas para rescatar la economía. Esto debe de alegrarnos porque nuestro continente que es uno de los más subdesarrollados del mundo moderno, los pueblos han ido entendiendo que no podemos esperar por dádivas caritativas gubernamentales, sino que debemos ser capaces de generar los cambios que requerimos en nuestros países, y ser lo suficientemente ciudadanos para exigir a nuestros gobiernos: más y mejores condiciones de vida.

Hoy voy a referirme a un país que tuvo la osadía de contagiar a cuanto cautivo pasó cerca sus malas prácticas gubernamentales, controles asfixiantes a la sociedad y a la economía, pero donde una clase gobernante se enriquecía haciendo a diestra y siniestra negocios muy lucrativos con los otros países, mientras que los pueblos seguían sumergidos en la mayor de las miserias. Cuba le vendió a todo el continente latinoamericano un proyecto que fracasó, los hundió y acabó con la vida de miles de ciudadanos que preferían ir en busca de un sueño a las costas miameras que vivir la realidad autocrática y sanguinaria que vivían en su país.

Para desgracia de nosotros los venezolanos, uno de esos cautivos fue este gobierno que creyó que el modelo cubano era viable, vivible, imbatible y sobretodo que se adaptaba a todos los tipos de sociedades, y si bien es cierto que por gracia y misericordia de Dios no somos Cuba, el plan era calcar lo más posible para vivir teniendo el control del poder. Bastaba escuchar a ex presidentes decir: “vamos enrumbados en el mar de la felicidad”; adoptar héroes patrios que ni venezolanos ni héroes, pero dignos representantes de un socialismo que fracasaba a “paso de vencedores”. Bueno, toda esa fábula socialistoide, comunistoide y anti imperialista va quedando en el pasado, producto de su fracaso.

Cuba se maquilló y se puso bien guapa para recibir en su casa al mayor representante del “Tío Sam”, bueno, para que nos entendamos: al presidente Yankee. Ver la cara de felicidad de todo el gobierno cubano que sin desparpajo refaccionaron la isla para recibir al presidente Obama, eso no tiene precio. Oír a Raúl Castro decir, que si en Cuba existen presos políticos “esta misma noche estarán libres”, es tan solo una muestra de cómo van cambiando las cosas.

Cuba aprovechaba la víspera de la llegada del presidente norteamericano para anunciarle al mundo que eliminarían ciertos controles económicos, eliminaban el impuesto al dólar (cosa que cuando era Venezuela la que invertía millones de dólares nunca propusieron), apertura para cadenas hoteles de lujo (sí, de esos bien oligarcas que hospedan “burgueses”), la creación de zonas económicas especiales para la atracción de nuevas inversiones (sí, inversiones gringas, de capital privado, de grandes transnacionales que invierten en dólares), y bueno haré una parada acá porque la lista sigue y es bien larga.

Pero, ¿fue Cuba quien resistió al bloqueo norteamericano o fueron los Estados Unidos que ven una gran oportunidad de negocio en Cuba? Ó ¿Fueron los cubanos que al acabarse la leche de la vaca que ordeñaban sin pudor (Venezuela) necesitan abrirse al mundo y a la economía global y quien mejor que su vecino del norte?. Bueno, la verdad que Cuba no representa una amenaza de ningún tipo, desde el fin de la guerra fría Cuba dejó de importarle USA, pero también a los rusos, así que una resistencia al bloqueo gringo es lo más tonto de pensar. Cuba no tiene ningún bien de manufactura que interese y pueda ser canjeado en el mercado internacional, así que por negocio tampoco es la cosa. La apertura va más por el lado de lo político e intereses políticos e instinto de supervivencia que cualquier otra cosa.

La verdad, a mi me alegra que estos cambios se estén dando en el mundo, no por los gobernantes, sino por los pueblos que son los que sufren. Brindarle la oportunidad a un pueblo que por culpa de un gobierno dictatorial se encargó de mutilar las aspiraciones de progreso y desarrollo de un pueblo, es justicia. A Obama le costó 8 años cumplir con sus promesas de campaña: cerrar Guantánamo y restablecer relaciones con Cuba, lo hace justo en plena campaña electoral “el tiempo de Dios es perfecto”.

Que triste es ver cómo unas personas que gobiernan crean un cuento fracasado, que engañó al pueblo cubano, a muchos latinoamericanos, pero que también los engañó a ellos. se cansaron de gritar tantos improperios anti gringos, todo comandado por sus jefes desde la Habana, y hoy son sus jefes los que les dan la espalda, se ponen su mejor vestido y se van con Mr. Obama.

Cada vez son menos en el continente y en el mundo, no seremos la excepción. Pronto nos tocará nuestro brinco al futuro, que está a la vuelta de la esquina. ¡Si se puede!

Dios Bendiga a Venezuela.

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